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CERRITOS EN MI RECUERDO

Fiestas patronales

"El colorido de la fiesta se ve en su apogeo, según se acerca el 24; las artesanías, los puestos de comida regional, los juegos pirotécnicos elaborados en la comunidad, que con sus luces de colores alumbra el oscuro cielo cerritense para regocijo de la multitud...
«Esto es la feria de San Juan Bautista en Cerritos.
Autoridades municipales y patronatos de la feria, han ido cambiando poco a poco su organización. Desde hace ya algunos años, se viene celebrando en las afueras de la ciudad, a la entrada de ésta; es un terreno más amplio, que día con día se va mejorando la infraestructura, buscando darle a la población una diversión sana y de altura»…

José Alfredo Villegas Galván
La fiesta de San Juan es la tradición más importante para los habitantes, no solamente del municipio, sino de la región. Por estas fechas y con motivo de la feria, se torna Cerritos en un lugar con gran actividad comercial, educativa, social y cultural. Es costumbre de los vecinos, sobre todo de las comunidades cercanas, asistir a los festejos patronales ya que, aunque residan en otro municipio, se identifican con el de Cerritos, por la cercanía del lugar, por los amigos o familiares que en esa ciudad tienen, lo cierto es que consideran estas fiestas como propias.
Los días previos al 24 de junio, ya se percibe el ambiente de fiesta. Desde el segundo domingo del mes, se instalan los primeros juegos mecánicos en las calles aledañas a la plaza principal. Llega «Moto» con sus sillitas voladoras, los carritos eléctricos, sus futbolitos, el tiro al blanco y algunas otras novedades.
Antes que los primeros juegos, han llegado ya los churros de «La Granja», que por muchos, muchos años, se han instalado frente a la iglesia, apenas comenzado el mes de junio. Su clientela va en aumento conforme se va acercando el día 24, de manera que es común ver grandes filas esperando poder comprar la rosca completa, o simplemente cuatro o cinco pedazos, para comer con café calientito o una buena taza de chocolate.
Las entradas de cera que diariamente llegan a la iglesia son muy concurridas, la banda de música ameniza la procesión, los cohetes anuncian el paso de los carros alegóricos, que representan diversos pasajes religiosos. Así, toca un día del novenario a cada barrio la representación; se invita a los vecinos a participar y el que tiene camión, lo presta, otros lo adornan con pastle o con papel de china, crepé, con plantas, pero sobre todo, con gran imaginación, que es al final lo que distingue a un barrio de otro. ¿Cuál de las entradas fue la más vistosa?, ¿Cuál la de más gente?, ¿Cuál la de los carros más bonitos? Para unos la de San Antonio, para otros la de la Cruz, la del Ranchito, la de la Cantarrana, la del mercado, todos participan, todos cooperan, es al fin un pueblo chico. Éstas son las tradiciones en Cerritos.
Para entonces los Macías, nativos de este lugar, han llegado con todo su equipo. Varios camiones de color azul con rojo comienzan a descargar: el pulpo, las sillitas, la rueda de la fortuna, la ola, los caballitos, los carros chocadores, y otros juegos, que vienen a tapizar la calle «de abajo» de la plaza. Estos juegos hacen la diversión de grandes y chicos en este mes de junio.
Al iniciar la segunda quincena de junio, el pueblo recibe muchos visitantes. Regresan sus hijos, que teniendo que buscar su subsistencia y la de sus familias se trasladan a otras partes del estado, del país o del extranjero a trabajar; pero en estas fechas se incorporan a la vida de Cerritos. De vacaciones buscan a los familiares que han dejado de ver por buena temporada, se dan tiempo para visitar a sus amigos y convivir con sus paisanos.
Los días previos al de San Juan, crece el entusiasmo en festejos, «El Teatro del Pueblo» presenta artistas venidos de diferentes partes del estado, en su mayoría de la capital. Las escuelas de la localidad y de los municipios vecinos hacen amenas las horas de cada noche de fiesta. La Rondalla canta sus favoritas: Cielito lindo, Acuarela potosina, y muchas otras. El jarabe tapatío, El son de la negra y otros mexicanísimos bailables son interpretados por los diferentes grupos de ballet. Las filas de sillas son insuficientes para acomodar al gran número de asistentes.
Los juegos mecánicos a todo dar, los niños se divierten, los jóvenes buscan su compañía. Los mayores, sentados en las bancas alrededor del kiosco escuchan la banda de música, saborean un elote, una paleta o unos ricos tamales. Esto es la feria de San Juan Bautista en Cerritos.
Autoridades municipales y patronatos de la feria, han ido cambiando poco a poco su organización. Desde hace ya algunos años, se viene celebrando en las afueras de la ciudad, a la entrada de ésta; es un terreno más amplio, que día con día se va mejorando la infraestructura, buscando darle a la población una diversión sana y de altura.
Las campanas llaman a misa o al rosario. Los cohetes anuncian la llegada de la cera, las familias se acercan a la entrada de la iglesia, ven llegar la peregrinación. Primero los carros alegóricos de los que descienden los personajes bíblicos; más atrás, viene la fila de fieles que este día tocó acompañar la caravana. Todavía al final de la larga valla humana se acerca la banda musical, que no puede faltar en estos actos religiosos.
El colorido de la fiesta se ve en su apogeo, según se acerca el 24; las artesanías, los puestos de comida regional, los juegos pirotécnicos elaborados en la comunidad, que con sus luces de colores alumbra el oscuro cielo cerritense para regocijo de la multitud.
Es costumbre ver gran movimiento vehicular en estos días, sobre todo con placas de Estados Unidos, familias enteras esperan el mes de junio para volver a su pueblo, con la ilusión de regresar a su terruño, con la alegría de ver su familia, con el anhelo de recordar viejos tiempos; todo ello, hace de la fiesta de San Juan, un lugar propicio para que sus hijos ausentes disfruten de Cerritos.
Los bailes, los jaripeos, los toros, las carreras de caballos, el fútbol, todo es motivo para comentarse entre los visitantes. Algunas veces comentan sobre la calle mejor arreglada, el alumbrado público, la plaza con nuevas bancas, los árboles más grandes, algo ha de ser diferente desde que ellos partieron.
Poco a poco la ciudad recobra la tranquilidad, se van los días de junio, con ellos, parten también los visitantes. Tal vez en diciembre vuelvan a su tierra, o acaso hasta el próximo año. Ésa es la verdad, quien sale de Cerritos difícilmente regresa para quedarse. Regresan solamente por cortas temporadas; en otros lugares los esperan sus casas, sus nuevas familias, sus trabajos; todo lo que un día el pueblo les negó y que ellos en la mayoría de las veces, tuvieron que salir en contra de su voluntad a buscar. Pero donde quiera que se esté, Cerritos no se olvida, es tan grande su cariño que entre más pasan los días y los años, más aprecio se le tiene, más recuerdos se guardan de él. Tarde o temprano se regresa, regresan ellos, también sus hijos y los hijos de sus hijos.

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