El paisaje musical de Cerritos, se ha forjado al ritmo de las baquetas de Roberto «Beto» Zúñiga Sánchez, un baterista cuya trayectoria abarca más de cinco décadas. Desde sus inicios a los 12 años con instrumentos prestados, hasta su influencia en la formación de grupos icónicos, Zúñiga Sánchez ha sido testigo y protagonista de la evolución sonora de la región. Su pasión, inspirada por Rigo Tovar, lo llevó a tocar con Los Hermanos Sánchez, Toño Reyes, y a ser pieza clave en proyectos como Grupo Alpha y Organización Koyama. Hoy, a sus 64 años de edad, nos comparte su historia.
MARCO SERNA.- En Cerritos late la historia de un hombre cuya vida ha sido marcada por el ritmo y la pasión por la música. Roberto Zúñiga Sánchez, conocido como “Beto”, es un baterista de la vieja escuela cuya trayectoria musical abarca más de cinco décadas, dejando una huella indeleble en la escena musical local y regional.
Desde sus primeros años, Beto mostró una inclinación natural hacia la música. A la temprana edad de 12 años, ya se le podía ver buscando oportunidades para tocar. Recuerda con nostalgia cómo Chester, Juan Manuel Castillo Pardo, hijo del fotógrafo don Ángel Castillo, le facilitaba una batería para que pudiera expresar su naciente talento. Esta generosidad de espíritu se repetiría con Ovi Hernández Macías, quien también le prestaba su instrumento, sentando las bases de lo que sería una larga carrera musical.
En una entrevista exclusiva con Plurinominal, Zúñiga Sánchez compartió el origen de su pasión: «A mí me nació el gusto y la pasión por la música al escuchar la música de Rigo Tovar en los 70s con temas como ‘Mi matamoros, querido’, ‘Lamento de amor’, entre otros éxitos del maestro Rigo». Fue el ritmo distintivo de Tovar lo que encendió la chispa en el joven Beto, inspirándolo a dominar la batería con ese estilo único que combina géneros tropicales, románticos y merequetengue.
Sin embargo, el camino de Zúñiga Sánchez no comenzó con estos ritmos tropicales. Sus primeros pasos profesionales los dio a los 12 años, tocando música norteña con los Hermanos Sánchez, acompañando al acordeonista Prudencio Sánchez, ya fallecido, y a sus demás hermanos, Arturo, Abel y Roberto. Esta experiencia temprana le proporcionó una base sólida en diversos estilos musicales.
El destino tenía preparado algo nuevo para Beto a los 15 años. Tomás Martínez, baterista de Toño Reyes, oriundo de Cerritos, lo invitó a los ensayos en Villa Juárez. Fue aquí donde Zúñiga Sánchez tuvo la oportunidad de acercarse al estilo musical que tanto admiraba, ya que Toño Reyes interpretaba e imitaba la música de Rigo Tovar. Cuando Martínez tuvo que dejar el grupo por motivos personales, Beto vio cumplido su sueño al tomar su lugar como baterista oficial.
Durante seis años, en la década de los 70, Zúñiga Sánchez formó parte integral del grupo de Toño Reyes, compartiendo escenario con músicos como Mateo Serna en el bajo eléctrico, entre otros. Esta etapa fue fundamental en su desarrollo como músico, permitiéndole perfeccionar su técnica y expandir su repertorio.
Con la llegada de los 80, nuevos horizontes se abrieron para Beto. Martín y Felipe Izaguirre formaron el Grupo Alpha de Villa Juárez, y Zúñiga Sánchez no dudó en unirse a este nuevo proyecto. Allí, tuvo la oportunidad de tocar junto a Gerardo Izaguirre e incluso ensayar canciones que más tarde formarían parte del repertorio de Los Vagoos, aunque su partida hacia Koyama impidió que grabara con ellos.
1985 marcó otro evento importante en la carrera de Zúñiga Sánchez cuando decidió dejar Grupo Alpha para embarcarse en un nuevo proyecto: Organización Koyama. Este grupo logró grabar en 1988 un álbum compuesto principalmente por letras originales escritas por el profesor Bonifacio Balderas, con la excepción del cover «Cuando calienta el sol». Zúñiga Sánchez recuerda con orgullo cómo lograron crear un estilo original, con arreglos musicales creados por los propios integrantes del grupo.
A finales de los 90, Organización Koyama se disolvió debido a los compromisos laborales de sus miembros. Sin embargo, la pasión de Beto por la música no se extinguió. Continuó tocando en la región con Los Rivales, aunque su compromiso con el Hospital Rural 41 de Cerritos, donde trabajaba en el área de mantenimiento, limitó su participación a solo un año.
La influencia de Zúñiga Sánchez en la escena musical local va más allá de su propia carrera. Mauro Posadas Gallardo, guitarrista y compositor de éxitos con el Grupo Bryndis, reconoce en su biografía el papel crucial que Beto jugó en sus inicios musicales. Zúñiga Sánchez fue quien, al no lograr convencer a Vicente Uresti de unirse al grupo de Toño Reyes como guitarrista, extendió la invitación a Posadas, marcando el inicio de lo que sería una carrera musical extraordinariamente exitosa del cerritense junto al grupo Bryndis.
Actualmente, Roberto «Beto» Zúñiga Sánchez se ha consolidado como uno de los bateristas más longevos y respetados en Cerritos. Su trayectoria refleja una profunda pasión, perseverancia y un inquebrantable amor por la música, cualidades que han inspirado a generaciones de músicos, entre ellos Hernán Azúa, Ovidio Hernández y hasta Juan Guevara. La comunidad recuerda cómo estos artistas prestaban atención al estilo único de Beto, colocándose detrás o frente al músico cuando tocaba y ellos comenzaban. Aunque las nuevas generaciones pueden disfrutar de sus antiguas grabaciones sin conocer su historia, Plurinominal se enorgullece de resaltar la historia de este músico, cuyo impacto sigue resonando en el corazón de quienes aprecian la música en Cerritos y más allá.
Los comentarios están cerrados.