Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Barrio Santa Cruz:

  • De porterías de piedra a memorias de oro

MARCO SERNA.- En el corazón de Cerritos, el barrio Santa Cruz se erige como un museo viviente, donde cada piedra y esquina guarda la esencia de generaciones pasadas. Este rincón histórico, con sus calles ahora pavimentadas, ha sido testigo silencioso del devenir del tiempo y de las vidas que han transitado por él desde tiempos inmemoriales.

Corría el año 1988 cuando el eco de los vehículos aún resonaba en las calles de piedra, mientras la calle Manuel José Othón se cubría de lodo y Agricultura esperaba paciente su pavimentación, lo mismo que Morelos, Allende y Carlos Díez Gutiérrez. Estas vías, más que simples rutas de tránsito, se han convertido en cronistas mudos de la vida cerritense, guardando en su seno innumerables historias de amor, tristeza y alegría.

Recientemente, imágenes compartidas por Plurinominal en su página web, provenientes del canal de YouTube del usuario «Gogote25», han despertado una avalancha de recuerdos entre los habitantes. El barrio Santa Cruz, cuna de muchos cerritenses, e incluso sede del taller de imprenta de este medio, cobra vida nuevamente a través de estas memorias compartidas.

Los comentarios de los usuarios transportan a tiempos pasados. Rica Castillo Banda evoca con nostalgia los juegos en la placita con sus amigas Montelongo, pintando un cuadro de una infancia llena de diversión y camaradería. Por su parte, Ignacio Izaguirre Ávila rememora los años 70, cuando después de la doctrina con Toñita, los niños se entregaban a partidos de fútbol improvisados, usando piedras como porterías.

Estas calles también fueron testigos de tradiciones comerciales únicas. La tienda del señor José Mata, ya fallecido, era un verdadero tesoro local, ofreciendo desde refrescos y botanas hasta productos típicos de principios del siglo XX, como miel de colmena, miel de maguey y piloncillo.

El barrio Santa Cruz ha sido un punto de tránsito, un lugar de encuentro y despedida. Sus calles han visto partir y regresar a innumerables viajeros, como aquellos que esperaban el autobús de la casi extinta empresa cerritense para ir al Matorral, a Villa Juárez y hasta Rioverde.

Hoy, mientras las nuevas generaciones crecen rodeadas de tecnología, estas calles permanecen como un recordatorio tangible de un pasado no tan lejano. Un pasado donde los juegos al aire libre, la convivencia vecinal y las tradiciones locales tejían el rico tapiz de la vida comunitaria en Cerritos.

Los comentarios están cerrados.