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Colores partidistas provocan controversia en plazoleta

  • La sombra del verde se cierne sobre el legado del Dr. Noyola

BETO GUERRERO.- Una controversia ha surgido en torno a la reciente renovación del espacio que alberga el busto del Dr. Jesús N. Noyola, ilustre hijo de la ciudad de Cerritos. El debate se centra en la decisión de pintar el área circundante al busto con los colores distintivos del Partido Verde Ecologista de México, actualmente en el poder municipal.

La polémica fue iniciada por un ciudadano de filiación panista, quien cuestionó la pertinencia de utilizar colores partidistas en lo que él considera un «monumento histórico». El denunciante argumenta que ni siquiera el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ordenado pintar los monumentos nacionales con los colores de su partido, por lo que considera inapropiada esta acción en el municipio.

Para respaldar su postura, el inconforme citó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, que establece sanciones para quienes dañen o deterioren monumentos del país. Sin embargo, surge la duda sobre si el busto del Dr. Noyola y su entorno califican técnicamente como un monumento según la definición de la Real Academia Española, que señala como monumento la “construcción arquitectónica o escultórica, generalmente de grandes dimensiones, que se erige en recuerdo de una persona o hecho memorables”, es decir, un busto, cuya cabeza es similar al tamaño de un balón de voleibol, tal vez no pueda ser considerada un monumento. Además, la figura de Noyola resulta intacta ante las remodelaciones municipales.

El Dr. Jesús N. Noyola, nacido en Cerritos en 1898, fue una figura prominente en la medicina y la educación de San Luis Potosí. Graduado del Instituto Científico y Literario en 1923, realizó estudios de posgrado en París y dejó una huella indeleble como catedrático, cofundador de clínicas, director del Hospital Central y miembro de la Academia Mexicana de Cirugía. Su legado en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí es particularmente notable, habiendo servido como rector en cuatro períodos entre 1944 y 1964.

La renovación del área ha mejorado visualmente el espacio, pero ha desatado un debate sobre los límites entre el embellecimiento urbano y la expresión política. Mientras algunos ven la acción como una mejora estética, otros la perciben como una apropiación partidista de un espacio público dedicado a honrar a un ciudadano ilustre. Usted ¿qué opina?

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